Para entender la gravedad de la situación que vive el colectivo LGBTIQ de Uganda, debemos retroceder unos cinco años. El 24 de febrero de 2014 marcó un paso atrás, una batalla perdida, para el colectivo LGBTIQ de Uganda, y por lo tanto para el resto del mundo. El presidente del país en ese momento, Museveni, promulgaba la Ley Contra la Homosexualidad, ante medios de comunicación locales e internacionales. Esta ley fue conocida como “Kill the Gays Bill”, ya que situaba las relaciones entre personas del mismo sexo como una pena capital. El presidente, respaldado por ministros, y profesionales médicos declaraba que las personas homosexuales son “mercenarias que reclutan a la gente joven para realizar actividades homosexuales y así ganar dinero.”