"Ser libre no consiste meramente en romper nuestras propias cadenas, sino en vivir de tal manera que respetemos y aumentemos la libertad de otros." Estas son las palabras de Nelson Mandela. La vida del Premio Nobel de la Paz en 1993 y primer presidente negro de Sudáfrica entre 1994 y 1999, elegido democráticamente en las primeras elecciones por sufragio universal, se apaga por momentos. Por ello, desde aquí queremos hacer nuestro especial homenaje a este hombre excepcional que tuvo como objetivo prioritario a lo largo de tosa su vida la libertad e igualdad de todos los ciudadanos y ciudadanas de Sudáfrica dentro de un marco democrático sólido.
Mandela es mundialmente conocido y reconocido por sus luchas contra la segregación racial que afectaba a la población negra de Sudáfrica (luchas por las que permaneció en prisión 27 años, entre 1962 y 1990, acusado de terrorismo), pero también debe serlo, y aquí nuestro pequeño homenaje, por su apoyo a la libertad e igualdad de las personas LGBTQI.
El partido de Mandela, el ANC (African National Congress), adoptó una resolución en su Cincuenta Congreso, en 1997, oponiéndose a la discriminación por motivos de orientación sexual. Esta resolución se basó en el documento Preparado para gobernar (Ready to rule) que el partido aprobó en 1993, y que incluía apoyar la igualdad de los sudafricanos LGBTQI y elaborar programas para eliminar los prejuicios homófobos, convirtiendo al ANC en el representante público de estos colectivos.
En Mayo de 1994, con ocasión de la apertura del Parlamento, Mandela dijo: “Debemos construir esta sociedad de libertad centrada en la gente de tal manera que garantice las libertades políticas y los Derechos Humanos de todos nuestros ciudadanos”.
Animados por tantos llamamientos para construir una nueva Sudáfrica, en Diciembre de 1994, cerca de 70 organizaciones de lesbianas, gays y de Derechos Humanos pusieron en marcha la Coalición Nacional Sudafricana por la Igualdad de Gays y Lesbianas (South African National Coaliation for Gay and Lesbian Equality [NCGLE]).
Este momento tan significativo en la historia del activismo gay y lesbiano en Sudáfrica tuvo sus raíces, sin lugar a dudas, en las luchas contra la segregación racial, en las que fueron activas muchas personas abiertamente gays y lesbianas, como Edwin Cameron, juez del Tribunal Constitucional de Sudáfrica y abiertamente gay, y en el objetivo de Mandela de conseguir la reconciliación nacional. Cameron manifiesta lo siguiente: “He sido un beneficiario. Mandela me nombró al final de su primer año en el cargo, en Diciembre de 1994, como un hombre abiertamente gay, y, 16 años después, soy miembro del Tribunal Supremo de Sudáfrica. Puedo decir realmente que mi orientación sexual fue irrelevante. Creo que muchas otras cosas –políticas, legales, personales- jugaron un papel, pero que no contaron en mi contra. Eso es un logro notable”.
Esto no quiere decir, ni mucho menos, que con Mandela se acabara la homofobia, sino que, a partir de ese momento, se contaría con un marco constitucional que amparara a todas estas personas y que condenara la homofobia. Como reconoce Edwin Cameron: “Aun hay una amplia ignorancia y homofobia hacia la gente gay y lesbiana, pero tenemos un marco constitucional muy fuerte y creo que somos diferentes de otros países africanos como Uganda o Zimbabwe, donde son particularmente opresivos en este momento”.
Por todo ello, sólo me queda añadir: Gracias, Nelson, por marcar la diferencia. Buen viaje.
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