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El colectivo SMUG (About Sexual Minorities Uganda) ha publicado recientemente un informe titulado Expansión de la criminalización de la homosexualidad en Uganda: Una narración errónea. Evidencias empíricas y alternativas estratégicas desde una perspectiva africana (Expanded criminalisation of homosexuality in Uganda: A flawed narrative. Empirical evidence and strategic alternatives from an African perspective, 2014), donde desmontan punto por punto los argumentos que aducen los partidarios de dicha criminalización y proponen una alternativa a los mismos.

El informe se articula en torno a siete puntos importantes, planteados a modo de preguntas, y extraídos directamente del Proyecto de Ley que el gobierno ugandés está intentando aprobar en el Parlamento para aumentar la criminalización de las relaciones erótico-sexuales entre personas del mismo sexo. Los puntos son los siguientes:

1º) ¿La homosexualidad es algo extraño a África?

2º) ¿La homosexualidad es mutable y una enfermedad mental?

3º) ¿La expansión de la criminalización es necesaria para proteger la tradicional unidad familiar africana?

4º) ¿La expansión de la criminalización es necesaria para poder mantener fuertes convicciones religiosas?

5º) ¿La expansión de la criminalización ayuda a evitar la propagación del VIH?

6º) ¿La expansión de la criminalización de la homosexualidad reducirá los ejemplos de abuso infantil?

7º) ¿Las personas homosexuales están pidiendo privilegios/derechos que otros ciudadanos no tienen?

Pregunta tras pregunta, se van rebatiendo las argumentaciones que el Proyecto de Ley del gobierno esgrime para endurecer la criminalización de las relaciones homosexuales en Uganda. Y digo endurecer porque la criminalización de las relaciones homosexuales ya existe en la legislación vigente, concretamente, en las secciones 145, 146 y 147 del capítulo 120 del Código Penal, que data de 1950. El proyecto de ley intenta, por tanto, afianzar la criminalización de las relaciones homosexuales y extender dicha criminalización a más personas, que no se ven contempladas en la legislación vigente. Asimismo, aumenta las penas para ciertas conductas, yendo significativamente más allá de lo que actualmente está previsto en el Código Penal.

El punto número uno, sobre si la homosexualidad es algo extraño a África, es característico del modo en que el informe desmonta los argumentos que los impulsores del Proyecto de Ley contra las relaciones homosexuales esgrimen, dando totalmente la vuelta al argumento y volviéndolo en contra de sus creadores, quienes esgrimen que las relaciones homosexuales no son originarias de África, sino que fueron traídas por los colonos europeos. En este argumento vemos cómo se intentan aglutinar los sentimientos homófobos con los nacionalistas, haciendo creer que la homosexualidad es una de aquéllas perversidades traídas al continente por los invasores blancos. Pero el hecho de que la homosexualidad no sea autóctona no es, en sí mismo, indicativo de que ésta sea mala. La homosexualidad se intenta negativizar poniéndola en relación con los colonos blancos, y con lo que los colonos blancos significan en el ideario nacionalista: racismo y explotación. Los colonos europeos son una representación arquetípica de la maldad, por lo que todo lo que éstos trajeron al continente sería visto como malo. Esta estructura argumental nacionalista –los colonos blancos eran algo negativo y todo lo que éstos trajeron al continente era igualmente negativo- la asume el informe para, desde sus posiciones, dar la vuelta al argumento homófobo.

Recurriendo a los datos empíricos aportados por la historia y la antropología, se demuestra que las relaciones homoeróticas existían en África con bastante anterioridad a la colonización europea. Estas relaciones homoeróticas estarían bien vistas en el seno de las distintas sociedades donde tuvieron lugar, y no empezaron a considerarse negativamente hasta la llegada de los colonos europeos, concretamente británicos, y su legislación. Por tanto, lo extraño a África no serían las relaciones entre personas del mismo sexo, sino su criminalización. En otras palabras, lo que los colonos europeos llevaron al continente africano no fue la homosexualidad, sino la homofobia. En este sentido, y aquí el juego dialéctico, si los partidarios de la criminalización de las relaciones homosexuales persisten en su defensa de la misma, en su homofobia, estarían de acuerdo con la legislación traída al continente por los colonos, ergo no serían buenos patriotas.

Como ya se ha dicho, el objetivo del informe es, fundamentalmente, desmontar a toda costa los argumentos que los impulsores del Proyecto de Ley homófobo esgrimen, para dejarlo sin fundamento lógico, recurriendo por ello a cualquier indicio que pueda servir a sus propósitos, pero extrayéndolo siempre del contexto africano. Las argumentaciones contra la homofobia van a salir de la propia África, a través tanto de los datos empíricos antropológicos e históricos aportados, como de las opiniones de los expertos médicos y legales que se van a sostener. Y esto, bajo mi punto de vista, es un elemento de primerísimo orden, que tiene que ver con África y los africanos como sujetos de discurso, como voces que reivindican su propia historia, su propia experiencia y, lo más importante, su propia opinión.

Finalmente, tras haber desmontado, una por una, todas las argumentaciones homófobas que sostiene el Proyecto de Ley anti-homosexualidad, el informe hace cuatro recomendaciones alternativas a dicho Proyecto de Ley:

1º) Modificar las leyes de delitos sexuales para asegurar que los delitos y las penas sean neutras  y no estén influenciadas por la orientación sexual o la identidad de sexo-género de las personas encausadas.

2º) Implementar un sistema de denuncia obligatoria de sospecha de abuso infantil, puesto que el abuso infantil es un problema muy serio en Uganda, no tanto por la orientación sexual de los perpetradores de tales crímenes cuanto de la pobreza generalizada, como demuestran las estadísticas.

3º) Abordar los factores de riesgo subyacente asociados con la explotación sexual de los niños, incluyendo la pobreza y otros factores económicos.

4º) Asegurar un acceso no discriminatorio a los servicios de salud, dado que la criminalización de la homosexualidad no frena el avance del VIH y otras enfermedades, como pretenden los impulsores del Poyecto de Ley anti-homosexualidad, sino que lo agrava.

Sin duda, se trata de un informe muy valioso que pone de relieve la situación de las personas homosexuales en Uganda, la perspectiva africana contra la homofobia y las soluciones que, desde esta perspectiva, se proponen.

Nota de África LGBT: Puedes consultar el informe completeo en:

http://sexualminoritiesuganda.com/images/expanded%20criminalisation%20of%20homosexuality%20in%20uganda-%20january%202014.pdf

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