El lunes 10 de febrero docenas de personas kenianas LGBTIs se concentraron en la puerta de La Oficina del Alto Comisionado Ugandés en Nairobi. Pidieron hablar con el Alto Comisionado para entregarle una carta pero su solicitud fue denegada. Decidieron organizar un piquete fuera de la oficina con una pancarta grande diciendo “Estamos codo con codo en solidaridad con nuestros compañeros africanos gais y lesbianas en Uganda”. Algunos de los manifestantes llevaban mascaras de arcoíris para proteger su anonimato, mientras que gritaron, bailaron y cantaron en solidaridad.
Eric Gatari (director de La Comisión Keniana de Derechos de los Gais y Lesbianas) expresó su preocupación sobre la propuesta de ley que afectaría a la igualdad y privacidad de muchos ciudadanos y podría tener repercusiones negativas en toda la zona este de África. Dijo que ya se pueden ver los efectos de la situación porque muchos gais y lesbianas ugandeses están cruzando la frontera para entrar en Kenia y pedir asilo.
Gatari habló dirigiéndose directamente al Presidente Ugandés recordándole que la gente gay no es “enferma” ni “anormal” y que “en 1992 La Organización Mundial de la Salud quitó la homosexualidad de una lista de enfermedades”. Expresó su oposición contra leyes que prohíban “relaciones adultas consentidas y privadas”.
El 16 de febrero, unos días después de la manifestación, Musevini anunció que la propuesta de ley sería aprobada basándose en las recomendaciones de “profesionales médicos” que le habían dicho que la homosexualidad es una condición social, no genética. Musevini dijo que las personas LGBT son “desviados sociales” y que el nuevo proyecto de ley, si entra en vigor, castigaría la “homosexualidad agravada” con cadena perpetua.
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