Por Frank Mugisha para HuffingtontPost.
Los comentarios acerca de la Ley contra la Homosexualidad de Uganda hechos por el cardenal Peter Turkson de Ghana en una reciente conferencia sobre derechos humanos organizada por el Vaticano dieron lugar a un debate que se ha vuelto peligrosamente sobrecalentado. Pidiendo que la ley firmada por el presidente Yoweri Museveni en febrero sea retirada, el cardenal dijo que " los homosexuales no son delincuentes " y no deben ser condenados a cadena perpetua.
Por un lado fue la repetición de una posición que la Iglesia Católica siempre ha sostenido: que se opone a la discriminación contra los homosexuales. En otro nivel, se trata de una adición muy bienvenida a un creciente coro de preocupación por la extendida criminalización de la homosexualidad. Los comentarios del cardenal Turkson se hacen eco de una declaración hecha en diciembre pasado por el Arzobispo de Bombay el Cardenal Oswald Gracias, en respuesta a la repenalización de conducta sexual consensuada entre personas adultas del mismo sexo por el Tribunal Supremo de la India. El Cardenal Gracias , que es uno de los miembro del Consejo de Cardenales que asesoran Papa Francisco sobre la reforma Curial, dijo que "la Iglesia Católica nunca se ha opuesto a la despenalización de la homosexualidad, porque nunca hemos considerado las personas homosexuales como criminales".
Se trata de un cambio definitivo de la clase de retórica que hemos escuchado en el pasado. Tans solo en febrero del año pasado el cardenal Turkson, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz y un posible candidato para el papado, con países como Uganda y Nigeria en mente, pidió que las culturas que estigmatizan la homosexualidad sean "respetadas" y cuestionó la tarea al Secretario General de la ONU , Ban Ki -moon, por su condena de las leyes antigays , preguntandole "¿Cuando está hablando de lo que se llama un estilo de vida alternativo, son esos derechos humanos?".
Es alentador leer las más recientes declaraciones del los clérigos cercanos al Papa. Son un signo alentador de que la Iglesia, o al menos los miembros de alto rango de la misma, están en evolución de su ambigüedad anterior, una evolución que puede tener mucho que ver con las creencias del propio Papa Francisco. Pero, ¿irán suficientemente lejos?
La amenaza para las vidas y el entorno de las personas Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales (LGBT) , sus familias y amigos en todo el mundo a través de lo que parece una persecución patrocinada por el Estado nunca ha sido tan grave. Como uno de un pequeño número de ugandeses gais que aún viven aquí sé esto. Hasta ahora la respuesta a la misma desde las iglesias establecidas ha sido el silencio. En mi propio país, la Conferencia Episcopal de Uganda se quedó en silencio una vez que se aprobó la ley allí. Ellos simplemente remarcaron su postura de que "no apoyan la homosexualidad". Como católico que siempre he considerado la Iglesia una de las voces más poderosas para el bien en el Sur Global. Si alguna vez hubo un momento en el que es necesario que hable de manera inequívoca y magistralmente contra la persecución sistemática de las personas LGBT es ahora . Con las leyes draconianas instaurandose en Uganda, Nigeria y Rusia , por no hablar del retroceso de la Corte Suprema de la India el año pasado, y con los niveles de violencia contra gais, lesbianas y transexuales, sancionados por leyes y persecuciones en países predominantemente católicos como Camerún, la difícil y extrema situación de las personas LGBT es un asunto de todos.
Tomemos el ejemplo del presidente Yahya Jammeh de Gambia, cuyas amenazas recientes de luchar contra los homosexuales "de la misma manera que estamos luchando contra los mosquitos que causan la malaria, si no de manera más agresiva", resultan una lectura escalofriante, pidiendo efectivamente el exterminio de las personas LGBT. Por desgracia para los que profesamos la fe cristiana, gran parte de esta homofobia extrema es alimentada por congregaciones e individuos cristianos, sobre todo de las iglesias evangélicas de Estados Unidos que han puesto en marcha misiones en lugares como Uganda, con el propósito de elegir como blanco en estos países a las comunidades ya asediadas de LGBT, una amarga ironía que demuestra que es la homofobia lo que es de importación extranjera, no la homosexualidad como tan a menudo dicen quienes están detrás de las persecuciones en África y en otras partes del mundo. La Iglesia Católica se encuentra en una posición privilegiada para contrarrestar esta propaganda negativa y para dejar claro a los cristianos - católicos, ortodoxos y protestantes - el mensaje determinado de su propio Catecismo, que las personas LGBT "deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza" y que " todo signo de discriminación injusta respecto a ellos debe ser evitado".
La Iglesia Católica no es el monolito autoritario que una vez fue, pero el Vaticano todavía tiene una enorme autoridad. Los católicos de todo el mundo deben ser advertidos en contra de la cruel vanidad de la homofobia, aquellos que promueven leyes que criminalizan la conducta sexual entre personas del mismo sexo y de todos los males que se derivan de ello, y los eclesiásticos que los apoyan, deben ser censurados, la compasión de la Iglesia, que es su mayor y más hermoso activo, no se debe regar con declaraciones vagas, políticas de esperar y ver que pasa. En palabras del Secretario de Estado de EE.UU., el católico John Kerry, “lo que está ocurriendo en Uganda es atroz y presenta, para todos nosotros, un enorme desafío debido a que los derechos de los LGBT son derechos humanos y la firma de esta ley contra la homosexualidad es de plano moralmente incorrecta”.
Frank Mugisha es Director Ejecutivo de Sexual Minorities Uganda (SMUG).
(Traducción propia para ÁfricaLGBT gracias a nuestro voluntario José Pereira Cabezuelo. Puedes leer el idioma original en el enlace adjunto).
http://www.huffingtonpost.com/frank-mugisha/catholic-church-uganda-homophobia_b_5027220.html