Por Udoka Okator, aspirante a escritora y abogada, estudiante en la Universidad McMaster.
La conferencia por los Derechos Humanos WorldPride 2014 se celebró en Toronto entre el 25 y el 27 de junio. La conferencia fue organizada en colaboración con las celebraciones de la Semana del Orgullo, pudiendo verse una gran cantidad de activistas locales, nacionales e internacionales, reunidos para hablar sobre temas LGBT. Tuve el honor y humildad de formar parte de esos activistas elegidos para hacer una presentación en la conferencia, en la que hablaba de "La criminalización de la Cultura Gay en Nigeria".
En mi presentación, esbocé las leyes que criminalizan en la actualidad a las personas LGBT en Nigeria, la historia de la colonización en Nigeria, que llevó a la institucionalización de la homofobia, así como medios eficaces para hacer frente a la criminalización de la homosexualidad en este país. Yo era también miembro de la mesa de trabajo sobre la "Ley Penal y sodomía”, así que tuve la oportunidad de ser parte de la discusión de los derechos LGBT, no sólo en mi país, sino también en otros países.
Una cosa muy importante que he aprendido de la conferencia es la extrema delicadeza de la cuestión de los derechos LGBT en mi país, Nigeria, y en otros países africanos. Es indiscutible afirmar que la manera en que los activistas y la comunidad internacional enfrentan los problemas que implican a la comunidad LGBT determinarían cómo los nigerianos, especialmente aquellos que condenan la homosexualidad, reaccionarían ante este hecho. Uno de los medios más importantes de disidencia que se le concede a la comunidad LGBT en Nigeria es a través de la comunidad internacional. La comunidad internacional, en gran parte, condenó las leyes que buscan encarcelar a las personas LGBT y la cultura homofóbica que busca enjuiciar a las personas LGBT, a veces, a costa de sus vidas.
El apoyo de la comunidad internacional, si bien es muy importante, es un arma de doble filo que tanto ayuda como perjudica al movimiento por los derechos LGBT en Nigeria, y, presumiblemente, a otros países de África. La razón por la cual este es el caso, es que el movimiento de los derechos anti-LGBT en Nigeria no es simplemente una cuestión cultural o criminal, sino que es también una cuestión nacionalista en un país plagado de sentimientos anti-coloniales. Uno de los argumentos más comunes y generales en contra de la práctica de la homosexualidad, es que esto es “no africano”. Muchas personas creen que la homosexualidad fue llevada a Nigeria a través de la colonización, y que es, en sí misma, una práctica occidental. A pesar de que existe evidencia histórica, antropológica y lingüística abrumadora que demuestra lo contrario, muchas personas creen firmemente que la homosexualidad es “no-africana”, “no-nigeriana”.
La pregunta es entonces, ¿cómo funciona este hecho en contra de la comunidad LGBT local en Nigeria? Cada vez que la comunidad internacional condena la cultura de la homofobia en Nigeria y las duras leyes que criminalizan la homosexualidad, la comunidad LGBT local y los activistas, se sienten empoderados y llenos de esperanza. Sin embargo, el gobierno de Nigeria utiliza esta condena a su favor, diciendo al pueblo nigeriano que Occidente está en contra de nuestra forma de vida y nuestra cultura. Esto enfurece a la población nigeriana y a su sociedad, que todavía se está recuperando de los efectos negativos de la colonización, y está tratando continuamente con una cultura invasora del neocolonialismo. Así, cada vez que la comunidad internacional interviene a favor de la comunidad LGBT en Nigeria, despiertan sentimientos nacionalistas, que, irónicamente, y como consecuencia, perjudican al movimiento por los derechos LGBT en el país.
Dado lo delicado de la cuestión LGBT en Nigeria y las consecuencias no deseadas que se derivan de la intervención, ¿debería la comunidad internacional poner fin a toda participación en la protesta y la respuesta a las duras leyes que criminalizan la homosexualidad? La respuesta es un no complicado. Por supuesto, la comunidad internacional no debe permanecer en silencio mientras los homosexuales son perseguidos en Nigeria, pero esta tampoco debe convertirse en el rostro de la cuestión. Cuanto más hace la comunidad internacional este problema como propio, más se daña el movimiento y los sentimientos nacionalistas se intensifican. Las luchas que subyacen a la comunidad LGBT en Nigeria están interconectadas con las luchas que subyacen en otras cuestiones de derechos humanos, tanto en Nigeria como en el resto de la comunidad internacional. Pero, dicho esto, una de las mejores maneras de dirigir los sentimientos anti-gay nacionalistas en Nigeria, es a través de la visibilidad familiar, comunal y social de los homosexuales en Nigeria.
Así, cuantos más homosexuales salgan del armario en Nigeria, de cara a su familia, a su comunidad y a la sociedad nigeriana, más homosexuales se estarán haciendo visibles, y el argumento de la homosexualidad es “no-Nigeriano” más se debilita. Esto, por supuesto, no es la única solución, pero es un muy buen comienzo para combatir la cuestión cultural, junto con la educación de base de la ciudadanía nigeriana. Sin embargo, la sociedad nigeriana es muy hostil a los homosexuales, y por lo tanto, a fin de salir del armario, necesitan tiempo. Por el momento, la comunidad internacional necesita recluirse a sí misma un poco del movimiento LGBT. Deben estar en solidaridad con los homosexuales en Nigeria, pero no deben convertirse en el rostro de su movimiento.
Sigue a Udoka Okafor en Twitter: www.twitter.com/gabbiefleur
(Traducción propia para ÁfricaLGBT gracias a nuestra voluntaria Silvia Guerrero Rosa. Puedes leer el idioma original en el enlace adjunto).
http://www.huffingtonpost.com/udoka-okafor/how-the-international-com_b_5559559.html