En una entrevista con Aleteia, de gran alcance y con puntos impactantes, el arzobispo Charles Palmer-Buckle de Accra (Ghana) señaló su actitud abierta a encontrar un camino por el que los católicos que contraen matrimonio por segunda vez sean readmitidos en la comunión - y sugirió que la iglesia podría reinterpretar las Sagradas Escrituras para permitir la "desunión" de los matrimonios. Palmer-Buckle, de sesenta y cuatro años, fue seleccionado por sus hermanos obispos para representar a Ghana en el Sínodo de la familia de este mes de octubre. Al principio de la entrevista, el arzobispo deja claro que toma en serio la llamada del Papa Francisco para la discusión abierta de los desafíos a los que se enfrentan las familias católicas actualmente.
“Hay personas en relaciones polígamas, que estaban en ellas antes de convertirse en cristianos. Sus familias tuvieron que tomar una decisión: dejar a una o dos mujeres con todos sus hijos sin perjudicar a los niños, sin perjudicar a las esposas. Ese es un asunto a considerar.
¿Cómo bautizo a niños de matrimonios polígamos? ¿Qué les enseño? Si les expongo: "tu papá debe dejar a tu mamá, "¿no afectará al niño emocional, e incluso, espiritualmente para el resto de su vida, hasta el punto de que él o ella puedan incluso llegar a pensar que la Iglesia es perjudicial porque hizo que se separara mi familia?
Le puedo asegurar que hay matrimonios polígamos en los que se sorprendería de la armonía que existe entre el marido y sus diferentes esposas, entre las diferentes mujeres, y entre sus hijos. Es increíble. Hay muchos, muchos otros casos en los que sufren tanto las distintas mujeres, los diferentes niños, y éstos deben ser llevados a la palestra. ¿Cómo ayudamos a todos ellos a mirar hacia Cristo, y a qué les invita Cristo?”
Respecto a la cuestión de los gais, a pesar de que "en África siempre ha estado mal visto," Palmer-Buckle se niega a "cerrar los ojos al hecho de que hay casos de homosexuales en África, personas con tendencias homosexuales, personas con tendencias lésbicas". Por supuesto, la iglesia enseña acerca de que todos los hombres y mujeres han sido creados a imagen y semejanza de Dios, afirma Palmer-Buckle; que la dignidad debe ser protegida. "Y es por eso que tenemos que ayudar a ese individuo para que escuche lo que Dios dice acerca de su condición", continúa. "Y creo que ahí reside la belleza de lo que nos ilustra la iglesia."
Esto molesta a la entrevistadora, Diane Montagna, que pregunta a Palmer-Buckle si el sínodo del pasado octubre podría haber sido más claro acerca de lo que la iglesia explica realmente acerca de la homosexualidad. Plantea si no le preocupaba que algunos se hubieran "apropiado" de un informe que aún es un borrador – que sugería que podría haber "valores positivos" en las relaciones "irregulares" – para declarar que la iglesia estaba preparada para aprobar las relaciones homosexuales. Pero el arzobispo no comparte su preocupación.
"Ya sabes, si hay algo que me parece hermoso del Papa Francisco, es la forma en que nos refiere de nuevo a la pregunta: ¿cómo actuaría Cristo en esta circunstancia?" Eso es lo que el Papa estaba insinuando cuando pronunció su famosa frase sobre el gay que busca a Dios, "¿quién soy yo para juzgar?" Y prosigue: "no culpo a [los medios] Lo más probable es que hemos vivido tanto tiempo haciendo sufrir a la gente sólo porque no son “como nosotros”. Les hemos hecho sufrir, les hemos discriminado, les hemos condenado al ostracismo. Así que si hoy en día el grupo de presión gay hace mucho ruido es porque casi les hemos deshumanizado”.
El énfasis de Palmer-Buckle en dar la bienvenida a los hijos de Dios no le sienta bien a la entrevistadora. "Algunos lectores", comenta ella, “están confundidos. ¿Es acoger a aquéllos que vuelven a casarse decirles que pueden reincorporarse a la fila de la Comunión? ¿O es una acogida más verdadera decir, en realidad no, no eres digno de recibir la Eucaristía? Palmer-Buckle responde mencionando la crisis de la inmigración en los Estados Unidos. "Obama manifiesta que hay muchas personas que han llegado ilegalmente a los Estados Unidos. No podemos mandarles de vuelta a casa. Así que veamos cómo legalizar su estado para que puedan contribuir de forma útil y digna al bien del país. Hay muchos estadounidenses que están en contra de ello, ¿estoy en lo cierto?"
Montagna tiene una opinión poco común sobre el tema: "muchos estadounidenses piensan que ése no es el motivo por el que Obama quiere que la situación de estas personas sea legal en Estados Unidos. Ellos le ven como un intento de cambiar el carácter del electorado". Esto no impide que el arzobispo opine: "cuando se trata de los balseros en Lampedusa, observa la actitud aquí en Europa. Lo que creo que el Papa está tratando de hacer es traernos a casa a todos nosotros, especialmente con respecto a los divorciados y los segundos matrimonios en la iglesia, él no dijo ni que sí ni que no. Él dijo, 'creo'. La Santa Comunión es medicina para los enfermos. No es una recompensa por la perfección". (En una entrevista anterior con Crux, el arzobispo dijo que apoyaba permitir a los obispos locales decidir - que es todo lo que el Cardenal Walter Kasper siempre ha propuesto)
"Pero de acuerdo con la doctrina de la Iglesia Católica", replica Montagna: "cualquiera que sea su pecado, uno debe estar en estado de gracia para recibir la Sagrada Eucaristía". En ese momento, las cosas se ponen aún más interesantes. "A lo largo de los siglos, hemos dibujado una línea muy dura en ese contexto", según el arzobispo. Algunas iglesias protestantes creen que Jesús "les dio el poder de disolver a aquéllos que se han unido en algunos matrimonios que son irregulares, que son difíciles, que son contraproducentes."
“Así que, como ves, se trata de una interpretación. Lo hemos interpretado en el sentido de que, sí, la Iglesia tiene el poder de las llaves, pero no en este contexto particular de los matrimonios. Por lo tanto, el matrimonio debe pasar por el canal completo y anularse antes de que [a la pareja] se le permita ir más allá. Creo que vamos a fijarnos en lo que "el poder de las llaves" podría significar en este contexto”.
Montagna cita el mandato bíblico de no separar lo que Dios ha unido. Pero Palmer-Buckle señala el pasaje del Evangelio en el que Jesús anuncia que lo que está unido y sin unir en la tierra es atado y desatado en el cielo. "Entonces, ¿qué quiso decir con eso?" pregunta el arzobispo. "¿Son dos afirmaciones que se contradicen entre sí?"
"Bueno, Su Excelencia, no pueden contradecirse entre sí si el Señor las comunicó”: replica la entrevistadora, "porque Él es la Verdad."
El arzobispo está de acuerdo. Pero para él eso significa que la iglesia debe reflexionar más profundamente sobre cómo actuar. "Cada institución, como la iglesia, debe tener reglas y normas", explica. "Pero las reglas y normas son ideales, puntos de llegada." ¿Qué debe hacer la iglesia acerca de los que luchan por el ideal pero no lo logran? "¿Vamos a mantenerlos permanentemente con el sentimiento de culpabilidad sobre sí mismos y sobre los niños que han tenido de ahí en adelante?" ¿Cómo ayudaría eso? "Creo firmemente que debemos ser capaces de afirmar: “Señor, ésta es la situación, pero lo elevamos hacia ti, en tu gran misericordia, y permíteselo”. Va a ser difícil, pero es posible que tengamos que hacerlo así".
"Es atrevido decir lo que estoy diciendo."
(Traducción propia para ÁfricaLGBT gracias a nuestra voluntaria Maite Alonvi. Puedes leer el idioma original en el enlace adjunto).
https://www.commonwealmagazine.org/blog/african-bishop-polygamy-homosexuality-divorce-oh-my