África LGBT entrevista a Bradley Fortuin que es el responsable de Comunicación y Documentación de LEGABIBO. Se define como miembro de la Comunidad LGBT y el enlace entre la propia organización y la comunidad LGBTI. Otra de sus funciones destacadas es impulsar acuerdos entre LEGABIBO y otros defensores de los derechos humanos. Colabora para fomentar conciencia y luchar por los derechos de las personas LGBT en Botsuana. Es un orgullo para África LGBT poder contar con sus impresiones para conocer más sobre este grupo que lleva años luchando por su legalización y por fin la ha conseguido en 2016.
« En mi cabeza yo sabía que no estaba loco ni poseído, era mi familia la no quería entender la situación”. Así lo declaraba Dominique Menoga mientras describía el duro día que vivió cuando su familia descubrió su homosexualidad”.
Menoga, fundador y ex-presidente de la asociación activista CAMFAIDS (Cameroonian Foundation for AIDS), todavía recuerda las tensiones que había en ese momento con su familia, en concreto cuando querían que un curandero tradicional lo “curara”.
Menoga nació en Yaoundé, una ciudad de Camerún en el año 1982. En 2009, fundó la asociación CAMFAIDS y en 2012, tras haber recibido amenazas de muerte por quienes se oponían a su labor de promoción de los derechos de las personas LGTB en Camerún, se vio obligado a solicitar asilo en Francia.
La siguiente entrevista narra la historia de sus 32 años de vida; su “exilio”, la creación de CAMFAIDS, la muerte de Éric Ohena Lembembe, (su compañero y activista asesinado en 2013) así como la decisión que tomó de solicitar asilo en Francia, dónde obtuvo la condición de refugiado.
¿Puedes describirnos tu infancia?
A los 7 años de edad, durante la escuela primaria, mis padres decían que me comportaba como una niña; me rodeaba de niñas y únicamente jugaba a juegos de niñas. Desde ese momento, mi padre comenzó a ser bastante duro conmigo. Me obligaba tanto a ver como a jugar al fútbol, a policías y ladrones, en definitiva; a ser “como un chico”.
En mi familia, siempre he mantenido muy buena relación con mis hermanos: formábamos una familia unida y cristiana.
De niño, estaba muy apegado a mi madre, por eso me hice católico, como ella. Era una ferviente practicante y la acompañaba cada día a misa, incluidos los domingos. En el barrio de Etoudi, dónde se encuentra el palacio presidencial. También fui monaguillo.
¿Qué formación tienes?
Fui a la escuela infantil y al colegio público del parque Repiqué, en Yaoundé. Después fui a la escuela pública de Bastos. En 1993, me aceptaron en el colegio de la Retraite, hasta 1997. Seguidamente, fui al instituto Mbala II, dónde obtuve mi diploma de estudios secundarios en el año 2000. Continué mis estudios de derecho en la universidad de Yaoundé II en Soa, una pequeña ciudad universitaria cerca de Yaoundé, hasta 2004.
¿Cómo y en qué momento descubriste tu orientación sexual?
Con 16 años, cuando estaba en secundaria. Fue con mi hermanastro, mientras nos duchábamos me enseñó cómo era masturbarse con jabón. Aunque en realidad, todo comenzó en 1999, cuando yo tenía 17 años. Me encantaba el vóley y me eligieron capitán del equipo del colegio. Lo que más me agradaba eran las caricias afectivas entre mis compañeros y yo durante los entrenamientos y los partidos con otros equipos. Pero lo que más me gustaba era cuando nos duchábamos todos en el vestuario. No entendía nada, pero el hecho de ver a aquellos chicos desnudos, sus nalgas y órganos sexuales, me agradaba, era una sensación que desconocía hasta ahora y que acabó por incomodarme.
Tenía una amiga que conocí en tercero. Un sábado de noviembre de 1999, estábamos en periodo de exámenes y vino a mi casa a repasar. Como estaba solo en casa, mantuvimos una relación sexual.
Yo, aparentemente, estaba feliz por fuera, pero me encontraba muy mal por dentro. No sabía por qué, pero aquella vida (heterosexual) no era la mía. Yo era muy diferente respecto a mis compañeros de clase.
Una noche, a finales de diciembre de 1999, conocí a “RB”, un muchacho de mi barrio. Creo recordar a mi madre diciendo que la madre de este chico estaba triste, porque a su hijo le gustaban los chicos, que era un “marica”, un “hijo del diablo”, un “demonio”.
Esa misma noche, él me propuso ir a tomar algo a un bar y desde ese momento nos volvimos inseparables. No sé por qué, pero se trababa de algo muy fuerte, me caían bien sus amigos, salíamos y bebíamos con ellos.
Un sábado de enero del 2000, tras una noche de borrachera, me acosté con él.
Al día siguiente, avergonzado, no quise volver a verle por lo que tenía entendido sobre las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo; de la “muerte espiritual tras la muerte carnal”, de santos, de escrituras bíblicas, de Levítico en Sodoma y Gomorra.
¿Le anunciaste a tu familia tu inclinación sexual? ¿Cómo reaccionaron?
Dado que ya era muy amigo de RB, mis padres comenzaron a hacerme reproches tales como: “un gato solo se junta con otros gatos” es decir, que si yo me juntaba con un marica, me volvería marica.
Una tarde de julio del 2000, mientras organizábamos los preparativos de mi cumpleaños y de mi final de exámenes [para obtener el diploma de estudios secundarios], mi madre encontró una caja de preservativos y gel lubricante en mi mochila, aquello fue la hecatombe. Me preguntó qué era ese lubricante y fue entonces cuando le dije que era homosexual y que me gustaban los chicos.
Enseguida mi familia se enteró. Ya no había motivos para celebrar mis 18 años, pero sí para convocar una reunión familiar. Mi padre se preguntaba si me había faltado algo en la vida, en qué podría haber fallado. Yo estaba avergonzado, dañaron mi honor. Además, el vínculo que me unía con mi familia, se disipaba; me había convertido en la bestia salvaje de la casa. Aquel día recibí varios puñetazos.
Y más allá del dolor físico, sentí que había decepcionado a mi madre.
Pasé los dos días siguientes sin comer ni beber, encerrado en mi habitación como castigo. Una noche, mi hermano pequeño, el único que siempre lo ha sabido y no me juzgaba por ello, vino a escondidas por la ventana de mi habitación y me dio agua y un trozo de pollo.
Mi padre tenía intención de llevarme a ver a un curandero tradicional de su pueblo para “reconducir a su hijo, perdido a la razón”, ya que Satán lo había poseído.
Sin embargo, yo sabía que no estaba loco ni poseído. Eran ellos los que no querían entender la situación.
Tuve que abandonar mi casa debido a las tensiones que había. Mi familia ha necesitado tiempo para aceptar que esta orientación sexual pueda formar parte de mí. Tras haberme visto participar en campañas de forma activa, mis padres por fin lo entendieron. Hasta tal punto que mi madre y mi hermano se unirían, posteriormente, a mis actividades con la asociación.
¿Cuándo y por qué te hiciste activista?
Experimenté un aislamiento que me permitió dar un paso atrás y reflexionar sobre la vida. Me di cuenta de que tan difícil fue superar este periodo para mí, como para ellos.
Sentí que era importante llevar a cabo una labor educativa en torno al tema de la homosexualidad. No tenía nada que reprocharme, mi familia debía saber que más allá de mi homosexualidad, yo no era diferente ni había cambiado. Existían otras personas en torno a mí que vivían lo mismo que yo. No pedíamos nada y sin embargo, sufríamos miradas de desprecio por parte de la sociedad, especialmente de nuestros seres queridos. Por esta razón comencé mi activismo.
Descubrí y visité la asociación Alternatives Cameroun. En 2005, me uní a ellos: mi primera función fue la de responsable de prevención de la salud sexual y reproductiva entre la comunidad homosexual en Yaoundé. A continuación, empecé a trabajar con la Maestra Alice NKOM, abogada y presidenta de la asociación ADEFHO y con el doctor Steave Nemande, quien entonces era presidente de la asociación Alternatives Cameroun.
En enero de 2009, tras algunas muertes relacionadas con el VIH/sida en la comunidad homosexual de Yaoundé, varios amigos decidimos poner en marcha una asociación denominada ADEPEV (Asociación para el desarrollo y el crecimiento de personas vulnerables) Me nombraron vicepresidente.
Dimití a principios de abril de 2009, a raíz de un desacuerdo con el presidente de la administración que tomaba las decisiones de la asociación. En mayo de 2009 cree CAMFAIDS (Cameroonian Foundation For Aids) con otros amigos. Considerábamos que era esencial fundar una asociación que promoviera y defendiera con firmeza los derechos de salud de los homosexuales en Yaoundé. Algo que las otras asociaciones no hacían, se preocupaban más por la salud en sí.
La primera asamblea general de CAMFAIDS en 2009. El segundo de la derecha: Eric Ohena Lembembe. El cuarto de derecha: Dominique Menoga.
¿Cómo conociste a Eric?
Lo conocí a través de un amigo, los dos éramos activistas en la asociación Alternatives Camerún y miembros de ADEPEV. Él se unió a mí cuando decidimos crear la asociación CAMFAIDS. Trabajos juntos hasta que fue asesinado en julio de 2013, yo ya estaba en Francia.
¿Cómo decidisteis fundar Camfaids?
Cree CAMFAIDS junto con dos amigos de la universidad: un ex miembro de la asociación ADEPEV y uno de mis mejores amigos, que actualmente se encuentra en Bélgica. Éric Ohena Lembembe, mi madre y mi hermano pequeño se unieron también en los inicios de la asociación.
El nombre de la asociación surge del deseo de centrar las actividades en torno a la salud sexual y reproductiva así como a la defensa y difusión de los derechos humanos. El nombre CAMFAIDS proviene de las siglas de la ONG AMFAR (American Foundation for AIDS Research)
A Éric le interesó mi visión. Enseguida nos volvimos inseparables para poner CAMFAIDS en marcha. Él fue quien difundió todas las actividades la asociación.
¿Cuáles han sido los mayores logros de CAMFAIDS cuando estabas en Camerún?
Uno de los mayores logros del cual estoy muy orgulloso es la “carta abierta al presidente de Camerún sobre la discriminación basada en la orientación sexual, la identidad de género y la penalización de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo en Camerún” que Eric y yo escribimos. Esta carta reflejaba los casos de violaciones de los derechos de las personas LGBT. Estas violaciones iban en contra de lo firmado y ratificado por Camerún ante las Naciones Unidas.
Otra de mis mayores satisfacciones fue el informe que enviamos a Naciones Unidas para el Examen periódico universal que la ONU realizaba a Camerún. Este informe se elaboró junto con las organizaciones que trabajan por los derechos humanos en Camerún y con el apoyo de ILGA.
Finalmente, y con la ayuda de Alternatives Cameroun y ADEFHO, CAMFAIDS tuvo la oportunidad de elaborar el informe “Culpables por asociación” de Human Rights Watch (HRW). Con el apoyo y la ayuda técnica de Neela Ghoshal, investigadora en HRW.
Todo este trabajo de comunicación externa no habría sido posible sin la colaboración de 76 Crimes. Esta asociación ha tenido un gran éxito y ha sido un ejemplo para otros activistas de África que han podido denunciar las violaciones de los derechos LGBT en sus respectivos países. De esta forma, han conseguido visibilizar sus acciones a nivel internacional. Además, este trabajo contribuye a crear una estrategia de defensa sobre nuestros derechos, gracias a los documentos publicados, citados anteriormente.
¿Cuáles fueron sus mayores temores como activista?
Uno de los momentos de mayor temor fue la agresión física que hubo por parte de los homófobos, durante la Jornada del Día Internacional contra la Homofobia (IDAHO) organizada el 19 de mayo de 2012 por Humanity First, Affirmative Action y CAMFAIDS. Temí por la seguridad de los numerosos compañeros que nos reunimos para la ocasión.
En otra ocasión, tuvimos que ir a la comisaría de Nkolndongo para pedir la liberación de un compañero, detenido por homosexual. Justo después a Éric y a mí nos secuestraron y gracias a la intervención de Me Michel Togué, nos liberaron.
La muerte de Eric también fue un duro golpe debido al vínculo de amistad que nos unía. Pero en ese momento, sentí pavor de perder a otros seres queridos, a otros activistas. Necesitaba conocer la verdad sobre su asesinato e hice todo lo que estaba en mi mano para averiguarlo. Había que llevar a cabo una investigación judicial para dar con los responsables y así acabar con el clima de inseguridad que existía entre nuestros activistas.
¿Por qué decidiste abandonar Camerún? ¿Qué amenazas específicas has recibido y cuando se produjeron?
Recibí varias amenazas por mensajes de texto, llamadas de desconocidos, agresiones verbales e incluso físicas en mi barrio. Por otro lado, los casos de violación de los derechos LGBT para mi eran intolerables, y yo cada vez estaba más visible públicamente. Si no abandonaba Camerún, temía que me metieran en la cárcel o que incluso, me asesinaran.
No puedo hablar más sobre este tema, debo proteger a mis seres queridos que se han quedado en Camerún.
¿Cómo pagaste el viaje a Francia, lugar dónde decidiste solicitar asilo? ¿Quién te ayudó a tomar esta decisión?
La decisión de abandonar Camerún la tomamos Eric y yo. Él debía marcharse el primero, ya que recibíamos las mismas amenazas, pero Éric tuvo problemas para obtener el documento de viaje.
En cuanto a mi viaje, no puedo decir más porque esta es información que podría poner en peligro a algunas personas.
¿Quién te ayudó a solicitar asilo?
En Francia, me mandaron a ARDHIS, una asociación que ayuda a los extranjeros homosexuales solicitantes de asilo en Paris. Esta asociación me apoyó y me ayudo con los trámites.
¿Sobre qué base Francia te concedió asilo?
Sobre la base de la persecución y las amenazas inherentes a mi activismo. Tuve la oportunidad de obtener el estatuto de refugiado y un permiso de residencia por un período de 10 años. Este estatuto se da al final del procedimiento conocido como "demanda de asilo" a cualquier persona que se siente amenazado en su país por ser miembro de un grupo minoritario.
¿Cuánto apoyo recibes por parte del gobierno francés durante el periodo de asilo?
Francia prevé el procedimiento de asilo, la asistencia social, la vivienda durante la investigación del caso y una ayuda para la salud.
¿Qué pasará dentro de 10 años, cuando tu tarjeta expida?
La tarjeta de residente de 10 años es renovable si, debido a mi activismo, volver a Camerún fuese aún un peligro para mi debido a mi activismo.
¿Qué tienes pensado hacer ahora? ¿Cuáles son tus objetivos? ¿Trabajar con CAMFAIDS en Camerún?
Mi intención es vivir plenamente y con toda seguridad mi homosexualidad. Podré casarme con mi novio, que conozco desde hace un año y medio, trabajar e integrarme en Francia. Un país que me ha reconocido como refugiado y trabaja para la protección de las personas LGBT tratándolos como seres humanos y protegiendo sus derechos como cualquier ciudadano o residente.
El matrimonio entre personas del mismo sexo es todo un símbolo para un activista de los derechos humanos como yo. Forma parte de mi lucha; ver que un día las personas LGBT celebren en África su unión con toda confianza, especialmente en el Africa Francófona de donde yo soy.
Tras el asesinato del Eric, apoyé y ayudé con la reestructuración de CAMFAIDS. Ahora que CAMFAIDS está bien organizado y estructurado, he renunciado a mi cargo como presidente que ocupé durante 4 años. Quiero involucrarme en el activismo LGBT del África francófona y abogar por la despenalización de la homosexualidad y por la igualdad de derechos para todos, en un mundo sin discriminación ni estigmatización.
¿Existen actividades que puedas realizar ahora y que no hayas podido hacerlas en Camerún? ¿Y hay actividades que no puedas realizar ahora pero que podías haber hecho antes en Camerún?
En Camerún, por ejemplo, yo no puedo casarme, ni vivir de manera segura con un hombre sin tener en cuenta al vecino, la mirada del otro y las amenazas.
En Francia todo esto sí es posible, especialmente en las grandes ciudades, donde protegen los derechos y prohíben la homofobia. Aquí mi estratégica posición me permite tener fácil acceso a los socios técnicos y financieros, esta proximidad yo no podía tenerla en Camerún.
Sin embargo, tampoco soy quien para hablar sobre la situación de la violación de los derechos de los homosexuales en Camerún puesto que vivo en Europa y ya no corro peligro. Son los activistas que viven en Camerún actualmente, a quienes les corresponde esta legitimidad. Son ellos los que están dispuestos a arriesgarse por las personas LGBT en Camerún. Por eso nuestro deber como activistas de la diáspora y de sus simpatizantes es darles los medios para defender los derechos de las personas LGBT.
¿Qué balance haces tras estos 10 años de experiencia como activista?
Creo que con el tiempo, gracias a nuestras batallas, el Estado camerunés es consciente de la movilización de la sociedad civil camerunesa y a nivel internacional, en defensa de los derechos humanos del colectivo LGBT. Pero siendo realistas, no hay acciones políticas ni legales fuertes que protejan a las personas LGBT en Camerún y África en general. Lo más importante está por hacer; abogar por la eliminación de las disposiciones jurídicas que penalizan la práctica homosexual y así poder cambiar la mentalidad de la sociedad africana.
Por ahora, considero que las asociaciones en Camerún no se implican demasiado en la defensa de los derechos de los LGBT y centran su atención en la salud, en enfermedades como el VIH/sida. Ambas actividades deberían llevarse a cabo conjuntamente.
Además, a las asociaciones LGBT acuden principalmente gais. Las lesbianas y los transexuales rara vez participan y se involucran. La defensa por los derechos de las personas LGBT también pasa por animar a las lesbianas y transexuales a crear asociaciones que les representen. Esto permitirá obtener datos sobre estas personas y así desarrollar una defensa LGBT para todos y no únicamente para la comunidad gay.
En un futuro no muy lejano, me gustaría promover esta iniciativa en el África francófona.
(Traducción propia para ÁfricaLGBT gracias a nuestra voluntaria Arual. Puedes leer el idioma original en el enlace adjunto)
http://76crimes.com/2005/02/03/cameroun-a-la-recherche-des-origines-dun-militant-lgbt/